Una vida como la de
Arthur Rubinstein (en la foto) deja muchas anécdotas para contar. He aquí una
de ellas:
“En uno de sus
conciertos en el Teatro Principal de Palma de Mallorca le dijo al desesperado
afinador, que no acertaba a ajustar una nota: “Déjelo, hombre. Si la gente no
se va a dar cuenta”. Años más tarde, en el mismo escenario, hizo pasar a toda
la gente que se había quedado a las puertas sin entrada y les dejó sentarse
sobre el escenario alrededor de él”.
-Wikipedia
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