En todos los campos en
los que nos esforzamos, incluyendo la espiritualidad, uno debe comenzar con
ciertas estructuras, procedimientos y formas. Aunque admiremos el virtuosismo
sin esfuerzo aparente de los maestros, tomará tiempo antes de que uno pueda alcanzar
ese nivel.
Tomemos el Taiji como
ejemplo. El estudiante novato debe ejercitar constantemente lo básico, aislando
cada paso y cada movimiento con meticulosa atención. Aunque el énfasis en la
estructura puede aumentar la inhibición inicial del principiante, debe hacerse.
Eventualmente, el practicante aprenderá a soltarse. Los pasos se habrán vuelto
una parte natural del movimiento. Entonces la danza marcial puede ser celebrada
alegremente. Nuestro estudiante ahora maduro puede incluso interpretar de una
manera que parece tan espontánea, tan mágica, que parecerá no tener forma -o
más precisamente, la forma emergerá con fluidez, gracia, originalidad y
belleza.
-M.T. y yo
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