“Mediante la
meditación, Buda observa y llega a distintas conclusiones. Ve que lo que le
dirige es su ego, un ego compuesto por sus costumbres, sus deseos, sus
aversiones, sus apegos y la energía ligada a sus acciones pasadas, y que todo
ello engendra diferentes formas de conciencia. Buda descubre entonces la
segunda verdad noble: Tanha, la sed: son nuestros deseos –y el apego a nuestros
deseos- los que crean las condiciones del dolor”
-Jean Charles
Bouchoux, psicoanalista
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