"Las supersticiones son consideraciones falsas
acerca de lo real, más influidas por el miedo que por la observación, a las que
cualquier circunstancia vale como refrendo y nada sirve como refutación. Las
llamadas “drogas” son uno de los temas favoritos de los supersticiosos. Es un
campo en el que no solo no hay avances racionales sino patentes retrocesos
desde los tiempos en que Thomas Szasz y Antonio Escohotado aportaron claves
iluminadoras que escandalizaron a algunos pero no fueron refutadas por nadie. La
cruzada prohibicionista, cuyos únicos frutos han sido el gangsterismo, la
adulteración mortífera, la corrupción policial y el retroceso de la democracia
en países americanos, parecía ya desacreditada incluso entre políticos
conservadores pero en nuestro país vuelve a gozar de excelente salud. Lo
demuestran las reacciones histéricas que ha suscitado un folleto explicativo
sobre el tema editado por el Ayuntamiento de Zaragoza entre todas las fuerzas
políticas salvo Podemos, dicho sea por una vez en su honor.
Lo que allí se dice es pura evidencia: que drogas y
medicinas son sustancias del mismo género, diferentes sólo en efectos sobre el
organismo, dosis recomendables y leyes que enmarcan su distribución. Que todas
admiten uso adecuado (a veces no recomendable) y abuso peligroso. Que puesto
que no van a desaparecer del mercado, sobre todo las prohibidas, más vale
aprender cómo manejarlas por si la curiosidad o la tentación vencen a la
prudencia. Escandalizarse ante esa guía es como fulminar la educación sexual en
la escuela por corromper a los menores... En privado, los políticos menos
cerriles de cualquier partido admiten que tales instrucciones son útiles pero
añaden que la “gente” no lo entiende así. Es la renuncia a la ilustración:
decir a la gente lo que quiere oír, nunca lo que debe saber..."
- Fernando Savater
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