Tal y como se estrechan la mano, prolongando el
apretón un buen rato, mirando al horizonte y sonriendo aplicadamente a la
cámara, dan la misma impresión que cualquiera de esas parejas artísticas que
siguen unidas por presiones del público o por consejos paternales de su
manager. No es que no tengan ganas de seguir: es que no tienen ganas de
empezar. La tirria que se profesan es previa a sus relaciones íntimas, justo al
revés que ciertos matrimonios, pero en su ingenuidad piensan que quizá un buen
revolcón pueda enderezar las cosas. Con lo que sueñan en realidad, por
pragmatismo e ideales, es con fusionarse en una yunta artística de hermanos al
estilo de Estopa, Pimpinela, Azúcar Moreno o, mejor todavía, Los Chunguitos. (...)
De hecho,
por la peste que va soltando el PP de norte a sur y de este a oeste, el partido
entero está podrido. Sin embargo, según el electorado -por no hablar de los
datos y estadísticas- España rula perfectamente aun con un gobierno en
descomposición. Ya se han ido tres ministros por el desagüe y la cosa no para
de mejorar; en cuanto se marchen los demás, podríamos salir del agujero.
-David Torres en “Público”
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