martes, 18 de agosto de 2015

HAMBRES


“Defendido por la secta pitagórica y Platón, su más elocuente portavoz, presenta el cuerpo como cárcel del alma, y los afrodisiai o apetitos carnales (comer, beber, copular, fundamentalmente) como miserias disfrazadas de gustos: el fruto final de los banquetes son orines y excrementos; la soledad que pretende paliarse mediante abrazos vuelve –y agravada- al cesar cada orgasmo. El deseo no es la expresión de un ser, sino la huella de un no-ser, de una carencia, y por eso mismo será siempre insaciable, desordenado y corruptor”.



- A. Escohotado





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