El
luchador alguna vez fue más sólido que un toro.
Le
encantaba flexionar sus enormes antebrazos aceitados.
Antes
derrotaba adversarios con alegría.
Pero
ahora, la frágil piel está tensa sobre los huesos,
Y
su resuello es un fantasma de su varonil rugido.
En
cualquier punto de la vida, es prudente contemplar la naturaleza de la
destreza. Si la tienes, glorifícate en ella, y úsala sabia y compasivamente.
Pero no debes pensar que eres tú mismo quien está haciendo esas cosas. Estás
tomando prestada esta fuerza. No es tuya. Es un regalo, algo que está aquí para
ti mientras tengas la fortuna de tenerla. Una vez que pase, no tendrás las
victorias, y tendrás que cargar con el mismo cuerpo y la misma mente. Cuando
has sido humillado, ¿qué se ha ido? Tú sigues aquí, aquí para sentir el dolor
de no ser capaz de hacer lo que alguna vez fuiste capaz de hacer –a menos que
aprendas cómo ejercer tu destreza sin identificarte con ella.
Quienes
fallan en aprender esto se convierten en viejos amargados. Maldicen la vida.
Pierden la fe. Eso es porque pusieron toda su autoestima en sus habilidades y
no en quienes eran. Por eso es bueno meditar, y no acumular las victorias sino
la experiencia de esas victorias. Saboréalas. Nadie nunca podrá quitarte eso.
Son
las experiencias que surgen de la destreza, no la destreza misma, las que son
valiosas.
-Meditaciones
taoístas
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2 comentarios:
Sabio el taoísta y hermosísima la pintura.
Un beso para él.
Molt agreit. Petons.
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