lunes, 3 de junio de 2013

DESTREZA


El luchador alguna vez fue más sólido que un toro.
Le encantaba flexionar sus enormes antebrazos aceitados.
Antes derrotaba adversarios con alegría.
Pero ahora, la frágil piel está tensa sobre los huesos,
Y su resuello es un fantasma de su varonil rugido.

 En cualquier punto de la vida, es prudente contemplar la naturaleza de la destreza. Si la tienes, glorifícate en ella, y úsala sabia y compasivamente. Pero no debes pensar que eres tú mismo quien está haciendo esas cosas. Estás tomando prestada esta fuerza. No es tuya. Es un regalo, algo que está aquí para ti mientras tengas la fortuna de tenerla. Una vez que pase, no tendrás las victorias, y tendrás que cargar con el mismo cuerpo y la misma mente. Cuando has sido humillado, ¿qué se ha ido? Tú sigues aquí, aquí para sentir el dolor de no ser capaz de hacer lo que alguna vez fuiste capaz de hacer –a menos que aprendas cómo ejercer tu destreza sin identificarte con ella.

Quienes fallan en aprender esto se convierten en viejos amargados. Maldicen la vida. Pierden la fe. Eso es porque pusieron toda su autoestima en sus habilidades y no en quienes eran. Por eso es bueno meditar, y no acumular las victorias sino la experiencia de esas victorias. Saboréalas. Nadie nunca podrá quitarte eso.

Son las experiencias que surgen de la destreza, no la destreza misma, las que son valiosas.



-Meditaciones taoístas




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2 comentarios:

Isolda Wagner dijo...

Sabio el taoísta y hermosísima la pintura.
Un beso para él.

El jardinero dijo...

Molt agreit. Petons.