miércoles, 19 de septiembre de 2012

NACIMIENTO DE LA MÚSICA

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En aquella estancia de la cueva, ante un amontonamiento de brasas que llevaba años alimentado por sus moradores, un hombre, en los ciegos albores de la especie, frota abstraído las resecas palmas de sus manos junto a los oídos. Oyendo esa música áspera encuentra el placer de la armonía y rompe la oscuridad mineral habitada por malolientes fantasmas que lo rodea.


-S.P. 




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3 comentarios:

Isolda Wagner dijo...

S.P. Sin palabras. Muy hermoso. Besos.

Anónimo dijo...

Justo venia a decir lo mismo. Y lo digo.
...hermoso, muy hermoso...
S.Ramos.

El jardinero dijo...

Gracias a ambos. Si reconocéis lo hermoso es porque la hermosura tiene una morada en vuestra alma.

Que Dios os bendiga.