lunes, 9 de julio de 2012

DON VICENTE

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Hace años, tuve una larga y gozosa conversación con Vicente del Bosque. Coincidimos en un programa de televisión que ocupaba la tarde y la noche. Hablamos de muchas cosas, incluida la ciudad que nos parió a ambos. Le comenté que allí vivían mis ancianas madre y tía, mi única familia y que el alzhéimer había empezado a cebarse con ellas. No volvimos a vernos. Hasta hace unos días. Casualmente. El hombre más popular, halagado y glorificado (justamente) en este país lo primero que me dice es: “¿Cómo están tu madre y tu tía?”. Y noto que se me hace un nudo en la garganta. Lo suyo se llama educación, humanidad, respeto, clase. Bendito sea.



-Carlos Boyero



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