jueves, 16 de junio de 2011

LUZ MÁS LUZ...


Distintos estudios en el campo psicológico parecen acreditar la hipótesis de que muchas personas que desarrollan profesiones de ayuda (en el campo de la salud y de los servicios sociales) posiblemente padecieron en la infancia una fuerte sensación de impotencia. Tener un padre afectado por algún malestar físico o psíquico del que un hijo sienta de alguna manera que debe hacerse cargo (sin disponer de algún elemento para lograrlo) hace aumentar las posibilidades de que, una vez es adulto, el niño elija convertirse en psicólogo, enfermero, asistente social o médico. La fantasía de poder rescatar el sentido de impotencia vivido en la infancia se transforma así en el motor emocional que impulsa a tantas personas a afrontar competencias y responsabilidades no necesariamente apetecibles. Desgraciadamente, ofrecer ayuda a los demás no es más que un falso antídoto al miedo de la propia impotencia que, cuando más parece que funciona el juego, más permanece en la zona de sombra de la personalidad.



-Jader Tolja / “Pensar con el cuerpo”




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4 comentarios:

Anónimo dijo...

...delante de la ventana abierta?

Sharpie♥

Anónimo dijo...

estocada...
S

Anónimo dijo...

....ZAS!!!!

Sharpie

El jardinero dijo...

Upsss... Yes

All right...


Mmmm...