Te vas deslizando por mis labios y mi pecho,
afilada mujer de cuerpo llamativo y labios inmortales,
de miradas asombrosas y mordidas intimidantes...
Ese es el puñal al que amo tanto.
Adoro cuando devora mi piel, y me abre el costado con la punta de su lengua.
Me captura infinitamente cuando entra por mi cuello
y va dejando sus huellas hasta mis labios...
Amo tanto a esa arma mortífera y corpulenta...
Amo tanto el dolor con que me amamanta.
La muerte es la que me llama,
y viene en cuerpo de mujer...
y yo débil, infeliz deseante de amor,
la espero desnudo en una cama de puntiagudas dagas.
Oh, fin feliz de mi sonrisa,
si vienes hacia donde te espero
hazme sentir algo...
que hace muchas lunas que no siento
así sea dolor, o amor,
así sea el calor del arco con el que me amordaces
al manantial rojo de tu vida.
Hazme sentir, pues a veces pienso
que soy un muerto que anda cabizbajo entre los vivos...
Por eso te rezo discretito:
“Hazme sentir la vida mujer,
házmela sentir... o mátame (de amor, si puede ser)”
-Scoundrel Monkey
--------------------
No hay comentarios:
Publicar un comentario