"Primer motivo. Kafka escribe en uno de sus
aforismos: “El animal le arrebata el látigo al amo y se azota a sí mismo para
convertirse en amo”. El animal se figura que como es él quien se flagela a sí
mismo entonces es libre. Nos explotamos voluntaria y apasionadamente,
figurándonos que nos estamos realizando. Quien ejerce aquí la presión
destructiva no es el otro, sino yo mismo. Esa presión viene de mi interior. No
es el amo quien me explota, sino que yo me exploto a mí mismo. Soy a la vez amo
y esclavo. En esta sociedad de flagelantes no es posible la revolución".
-Byung-Chul Han
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