martes, 19 de julio de 2022

HOMENAJE A ROBERT CRUMB

 


   Terminé de vestirme tras una gustosa escaramuza a lanzadas contra el cíclope tuerto de su entrepierna. Un dulce agotamiento momentáneo apaciguaba el castigo infinito del deseo carnal.

Mi insaciable pareja, mientras tanto, en el baño de la planta baja de la casa consumaba ese místico acto femenino del maquillaje. Un ritual que las aísla de los ritmos del universo mientras encuentran la mejor versión de ellas mismas frente al espejo. Éste se encontraba justo a la entrada, por lo que pude verla de perfil, con el ajustado pantalón vaquero rodeando sus larguísimas piernas y en sujetador, abstraída en el propio acicalado.

No pude o no quise evitarlo. A pesar de que la doblaba en edad, brotando desde mi interior con la misma energía imparable con la que nace una flor en primavera me acerqué, y, desoyendo las voces de mi autoestima y de mi ego, me arrodillé y me abracé a su bien formada pierna. La tela rugosa del pantalón no me disuadió de sentir un encadenado de amor, deseo y pasión, pero sobre todo y curiosamente, me sentí eficazmente protegido frente al mundo. Mi hembra estaba allí, dejándose acariciar con una leve sonrisa asomada a los labios entre los que yo había volado por los cielos del sexo momentos antes.

De repente me sentí vulnerable. El mirarme ella desde arriba me hizo sentir ligeramente ridículo. Pero en recuerdo del gran admirador y dibujante de mujeres poderosas, el norteamericano Robert Crumb, me quedé aferrado a aquel palo mayor de músculo y deseo todo el tiempo que se me concedió.

Fue un placer refinado y notable que disfrutaré en la memoria hasta que las neuronas encargadas de recordarlo apaguen su energía para siempre.


- Scoundrel Monkey

 


(En la imagen una viñeta de un comic de Robert Crumb)

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2 comentarios:

Pequeña Luna / Xiao Yué dijo...

Crumb un verdadero genio del comic. Me encanta.

Gracias.

El jardinero dijo...


A ti.



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