“El descubrimiento de
la capacidad de bendecir todo lo que tenemos enfrente, es lo que constituye la
iluminación que intima con todas las cosas. Se trata de una libertad y
felicidad sin causa alguna, un don que podemos traer a cada momento y a cada encuentro.
Cierta vez cuando Kalu
Rinpoche (en la foto), un maestro tibetano de ochenta años, visitó Boston, lo
llevaron a visitar el acuario de Nueva Inglaterra, que está lleno de coloridas
criaturas marinas. Kalu Rinpoche disfrutó ante la vista de esas maravillosas
formas de vida y, antes de abandonar cada uno de los acuarios, golpeaba
suavemente el cristal, al no saber leer el letrero en inglés que lo prohibía. Luego
recitaba un mantra sagrado: “Om, Mani, Padme, Hum,” y daba un último vistazo
antes de pasar al siguiente acuario. Pasado un tiempo, un discípulo le
preguntó: “Rinpoche, ¿qué pretende al golpear los acuarios de ese modo?”.
Sonrió y dijo: Intento llamar la atención de los seres que hay dentro, luego
los bendigo para que ellos también puedan liberarse”.
-Citado por Jack Kornfield
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