lunes, 8 de octubre de 2018

SER O SER MÁS



“Después de recordar que la religión no brindaba ningún remedio a la frustración, Freud afirmaba que las fuentes principales de la infelicidad del sujeto moderno radicaban en una ausencia de ideal, que lo reducía a tres determinantes: el cuerpo biológico, el mundo exterior y las relaciones con los otros. Enfrentado a esa infinitud y convertido en una suerte de “dios-prótesis” (Art Prothesengott), el ser humano, para escapar a su sufrimiento, no tenía otra opción que inventarse nuevas ilusiones sobre la base de tres elecciones inconscientes: la neurosis (angustia, conflicto), la intoxicación (las drogas, alcohol incluido) y la psicosis (la locura, el narcisismo, la desmesura).

Pero había un camino muy distinto que era igualmente posible, explicaba Freud: el acceso a la civilización (a la cultura), la única capaz de permitir, mediante la sublimación, la dominación de las pulsiones de destrucción (…)

A su entender, el único camino de acceso a la sabiduría, esto es, a la más alta de las libertades, consistía pues en una investidura de la libido en las formas más elevadas de la creatividad: el amor (Eros), el arte, la ciencia, el saber, la capacidad de vivir en sociedad y de comprometerse, en nombre de un ideal común, en la búsqueda del bienestar de todos”.


- Elisabeth Roudinesco, psicoanalista











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