sábado, 6 de mayo de 2017

MI MADRID




    El aficionado a los paseos y a la gastronomía abreviada de las barras de los bares se asombra de la naturalidad tan distraída con que la gente da por supuesto lo que es una rareza en el mundo, la sofisticación y la simplicidad de la comida, del vino de alta calidad y precio razonable, la cerveza bien espumosa y fría en la ración ideal de una caña. La ciudad es grata y fácil de caminar, y el transporte público excelente. En la calle la gente tiene un aire general de salud que contrasta mucho con los extremos de deterioro, enfermedad y gordura que son comunes en casi cualquier acera de Nueva York.


-A. Muñoz Molina







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