-El amor no es un camino de rosas, ¿verdad? –dijo Quinn.
Bernhardt le miró como si los dos se entendieran
perfectamente.
-Exacto –respondió complacido-. El amor siempre
huele a muerte.
-Pero es un olor agradable, ¿verdad? –dijo Quinn.
-¡Ah! –exclamó Bernhardt, y sonrió enseñando los
incisivos-. ¡Claro que es un olor agradable! ¡No hay otro igual! Pero no por
ello deja de oler a muerte.
-Fragmento del libro “La última oportunidad” de
Richard Ford
------------------------------------------------------------------
No hay comentarios:
Publicar un comentario