lunes, 22 de febrero de 2016

ACABÓ EL SUFRIMIENTO




Para la libertad
me desprendo en silencio
de la que ha revolcado
su estatua por el lodo.

Y me desprendo a lentos tajos
de mis pies, de mis brazos,
de mi casa, de todo.

Mi corazón limpio
hará que nuevos brazos
y nuevas piernas crezcan
en la carne talada.
Reliquias de mi cuerpo
que pierdo en cada fracasado amor.

Porque soy como el árbol talado,
que retoño:
porque aún tengo la vida.




-Sobre un poema de Miguel Hernandez






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