miércoles, 10 de junio de 2015

CÁLIDO MANANTIAL


Tenía sobre todo un derrame muy abundante de ese bálsamo tan dulce y embriagador que se escapa de lo más profundo de la hendidura femenina en el momento del éxtasis. Al principio creí que ese rasgo era común a todas las mujeres, pero es en realidad un don de los más raros. En París uno de mis adoradores más fervorosos perdió el conocimiento al sentir como le inundaba mi fuente por primera vez.   



-“Memorias de una cantante alemana”






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